Ayer fue la
verbena de San Juan y lo celebré en casa de una amiga. Después de la cena, la
coca y el cava, en la terracita, hicimos sobremesa. Tal y como están las cosas,
surgieron los temas normales, el euro por receta, lo ladrones que son los
bancos, como el gobierno actual cuando dice que no hará una cosa la implanta a
las 2 semanas y los increíbles sueldos menguantes.
Respecto al
sueldo, surgió también la falacia, que he oído muchas veces, que si te lo suben
y cambias de tramo, cobras menos porque pagas más impuestos. Según la
legislación esto no es así, sí que es cierto que existen tramos, pero forman un
continuo. Lo que te tributa en el tramo superior es el diferencial, por eso en
las nóminas aparecen retenciones de 23,32%, 16,01% o 43,56%, ya que estos
porcentajes se calculan en función de los diferentes tramos.
A pesar de
esto, sí puede suceder que al subirte el sueldo bruto, en tu siguiente nómina
resulte que cobres menos en neto, pero esto no es debido al cambio de tramo,
sino que o bien es debido a que han subido los impuestos o bien no te estaban
reteniendo lo que en teoría debían retenerte en el supuesto de que hubieras
trabajado todo el año (así pues esta “bajada” de sueldo, suele coincidir o bien
con el inicio de año, o bien con un cambio de las condiciones laborales, muchas
veces al pasar a ser fijo en la empresa).
Aunque la
legislación no deja lugar a dudas y yo he hecho los números en diversos años
para comprobar que no hay saltos, me fue imposible convencer a mis amigos.
Ellos habían sufrido en sus carnes la bajada de sueldo, así que no podía ser
que yo tuviera razón. Finalmente opté por callar, pero el regusto amargo que me
quedó todavía me dura, y por eso estoy escribiendo este post. Hoy podría
enviarles la normativa, pero de qué serviría, está claro que para ellos es el
sol el que gira alrededor de la tierra, porque así se lo demuestra su
experiencia. Lo que me apena realmente es darme cuenta de lo fácilmente
manipulables que somos todos por cualquier demagogo sin escrúpulos y la poca
capacidad crítica que tenemos.
Para no
estropear la velada, al final centramos nuestra conversación en las series de televisión que
veíamos de pequeños. Nos hacemos mayores y ya nos conformamos con explicar
batallitas.